Cinéfilos curiosos

sábado, 21 de mayo de 2016

Jean-Gabriel Périot I: L´OPTIMISTE (2003); WE´RE WINNING DON´T FORGET (2003); LES BARBARES (2010); NOS JOURS DOIVENT ÊTRE, ABSOLUMENT, ILUMINÉS (2012); UNDO (2005); ENTRE CHIENS ET LOUPS (2008)



Gracias al 13º Festival de Cine IndieLisboa, este blog se estrena con los textos que tratan de varios cortometrajes seguidos. Ya hubo uno relacionado con un festi y un solo corto. Esta vez le someten al Cinéfilo Ignorante a una sesión de este maravilloso formato peliculero a pocos minutos de haber asistido a la proyección de lo-que-es un largo. Como es una sesión de seis piezas, van a verse por este blog más estrellas que nunca.

Más llamativo que extenderse sobre eso de ver varias películas en loop, es, en esta ocasión, más apropiado tratar del tema de El Director Invitado a Hablar. Sera monsieur Jean-Gabriel Périot, artífice de una película tan seductora como Une jeunesse allemand, que no es sino recreación de los años del plomo en la Alemania de los años setenta. Como ese señor director intervino una vez vistos los seis documentales programados, es más fiel a los hechos dejar para el final los comentarios sobre su intervención.



L´Optimiste (2003), el primero de los cortos, es el que más permanece en la memoria. Van a disculpar un pequeñísimo ejercicio de spoiling, pues es difícil evitar menciones al contenido de una obra de no más de diez minutos sin adelantar gran parte de él y máxime en las producciones de este realizador, que muestra sus cortos sin preámbulos ni presentaciones, entre otros motivos, porque no tiene tiempo para ello.
















Bref: imagine usted el embarazo que puede suponer el hecho de que se les acerque por la calle una señora perfectamente arreglada y que le diga que le quiere mucho, que le ama, que se he enamorado de usted. Añádanle a esta inusitado argumento unas interpretaciones tan atinadas que el corto aparece como el brillante resultado de las capturas de una cámara oculta. Si, encima, hay argumento, se merece una alta puntuación.


Viene a continuación We´re Winning Don´t Forget (2003), que, sin provocar la sorpresa de la obrita anterior, sienta bien por aquello de la diferencia: esta vez se expone una catarata de imágenes perfectamente acopladas a la música de Godspeed You! Black Emperor y nos sitúan en medio de la pregunta de oro: ¿Quiénes son los que ganan? ¿Los que están bien situados económicamente o los héroes de la resistencia que toman la calle? Personalmente, me inclino a pensar que los primeros sin que el corto en cuestión nos ponga, más bien, del lado de los segundos.



















Ahí queda la cosa: al principio, la mente va reaccionando para, después, acostumbrarse a la tormenta de fotogramas. Así, el impacto se minimiza y hace que no pase de la mitad de las estrellas posibles.
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No hay respiro con la emisión de Les barbares (2010), que insiste en la explosiva situación de la sociedad que se rebela a aceptar un mundo ciertamente injusto. Ahora se realiza la superposición de imágenes con una parsimonia inicial que hace más fácil la reflexión: las figuras públicas más conocidas de la política internacional también facilita el despertar de la curiosidad, que se ve atizada con una acertada evolución en la exposición de escenas violentas tomadas de puntos muy distantes de nuestro planeta.
























Al final, no sabe uno si la cita final sobre fondo negro peca de pedante o hace gala de buen gusto literario o si es que así son los franceses. Casi mejor que no hubiera aparecido la mencionada cita después de unas superposiciones de lo más atrayente.

 
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 Seguidamente, la alta velocidad deja paso a la lentitud con Nos jours doivent être, absolument, iluminés (2012). Es el típico ejemplo de la imágen estática de una persona con la que se supone hay que identificarse; lo que ocurre es que, si la aparencia de su rostro es, más bien, inexpresiva, el espectador siente pereza para ir más allá de un ceño fruncido de vez en cuando por gente que serán de lo más natural pero que no aciertan, precisamente porque no lo pretenden, a cautivar al espectador.























Sabremos que el acontecimiento es una actuación musical de un grupo de presos, de los que no vamos a hablar porque a) no son visibles, y b) seguimos evitando el spoiling. ...Aunque, de verdad, es mejor ahorrarse tinta, saliva y estrellas.
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La serie de cortometrajes mantiene una lógica con la proyección de Undo (2005), quizá el más profesional de todos los expuestos. Presenta un itinerario por la historia de la Humanidad que produce de todo menos indiferencia; la mutación de imágenes sigue un orden revertido. Pero, en plan Hasta-ahí-puedo-leer, no digo más.

















Así, no les puedo decir cómo se presenta la narración d´este corto porque perdería toda la gracia ni tampoco les revelo si, por muy vanguardista que parezca, esconde alguna intención moralizante. Premio especial.
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Llega Entre chiens et loups (2008), bello título para una obra que empieza con intriga y se sumerge en treinta tediosos minutos. Vale: ya sabemos que trabajar por una miseria está directamente relacionado con el aburrimiento, pero, de verdad, no hacía ninguna falta recordárselo al espectador de manera continua y en exceso alargada.
















Estamos de acuerdo conque, en los cortos anteriores, los de las imágenes vomitadas a lo loco, casi no se pronunciara palabra. Mas, en este, se echa mucho de menos la sonoridad del cine. Quiérese decir así que, aunque sí hablen un poco los personajes, los silencios se vuelven  incómodos y precipitan la hora de la somnolencia.
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Con esa última pieza, sí que daban ganas de que saliera al escenario Jean-Gabriel Périot, el jefe de todo esto. Ya lo había visto en similares circunstancias El Cinéfilo Ignorante y, dentro de su distanciamiento un poco indie, Jean-Gabriel sabe manejar la situación. Espera pacientemente la repetición de una pregunta tras otra en portugués y en inglés, idioma en el que se desenvuelve con soltura. El entrevistador es el menuíllo cultureta que se sabe los títulos de muchas películas y que no disimula su aspecto sonriente con el que saldrá en las fotos que hace un solo reportero gráfico. Lo de menos son las respuestas, sobre todo, porque parte de las mismas se centran en uno de los cortos menos interesantes de la exposición. Lo de más es el secreto a voces que nos confiesa Jean-Gabriel: la inmensa mayoría de sus imágenes proceden de archivos así que su labor es un encaje de bolillos de recorta-y-pega.



Es curioso que, a los minutos d´empezar la charla con el director, se produzca un abandono de un segmento de los espectadores. ¿Serán los más cinéfilos los que se han ido o, por el contrario, será la gente a la que más le interesa el cine y sus realizadores? En el fondo, tal vez se trate de una cuestión de horario: más allá de las doce de la noche, se acentúa el cansancio semanal y se retiran los espectadores -sentados mayoritariamente a solas y de forma esparcida- esperando el final de una larga jornada de festival cinematográfico. En efecto, es el tipo de público que será todo lo friki que tú quieras pero que, por lo menos, no viene al cine a comer.



¿Un criterio común para aclarar a qué tipo de personas les puede gustar este conjunto de cortometrajes? Vamos allá: lo disfrutarían los politólogos, los sociólogos, los archivólogos (Perdón: los documentalistas), los conceptistas (con excepción de los cortos más largos), los buenos fisonomistas, los amantes de la fotografía, los afrancesados como El Cinéfilo Ignorante, los estudiantes de Comunicación Audiovisual, los aficionados a hacer preguntas cómodas en los discursos, los fans de festivales de cine independiente y, en general, los modernos que se dicen alternativos.


 

Hasta otra, Jean-Gabriel. Te agradecemos que permitas ver online todos estos cortos, de lo que pueden dar fe los enlaces a los que lleva cada uno de los títulos. Además, te exhorto a que sigas en tu línea, marcadamente política en buena parte y que le gusta mucho al Cinéfilo Ignorante, sobre todo, recordando la maestría demostrada en tu Une jeunesse allemande, inteligente película que, gracias a estos cortos de nivel más bien elevado, dan ganas de volver a ver.